El lavado verde está de moda, ¡y no es una tendencia de la que debamos alegrarnos! Como consumidor, tienes derecho a controlar lo que compras. Por desgracia, demasiadas empresas siguen adornando su imagen con falsas pretensiones. Entre la multitud de eslóganes de marketing con promesas ecorresponsables, saber si una marca es ética puede convertirse en un verdadero quebradero de cabeza. Por eso hemos querido compartir con usted las pistas en las que debe fijarse.
¿Qué entendemos por ética?
Según el diccionario Larousse, se refiere al conjunto de principios morales en los que se basa la conducta de una persona. Pero eso sigue siendo muy vago... Con esta definición, es difícil identificar si una marca es realmente ética.
Si nos preguntamos qué son los principios morales, comprenderemos mejor que se trata de diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal. Una marca es ética si respeta el mundo que la rodea. Por tanto, debe tener un impacto social y medioambiental positivo. Incluso puede ir más allá especificando su compromiso con el bienestar de los animales.
Un criterio importante para determinar si una marca es ética: el respeto de las condiciones de trabajo de hombres y mujeres
El factor social es un pilar ético fundamental. Todos los empleados deben ser respetados. Esto significa una remuneración adecuada, horarios de trabajo decentes e instalaciones seguras y sanas.
Las condiciones de trabajo en los centros de producción textil varían enormemente de un país a otro. En la mayor parte de Europa, la normativa es estricta y controlada. Es el caso, en particular, de Francia, Italia, España y Portugal. Por eso las marcas éticas recurren naturalmente a fábricas europeas que garantizan el respeto de los trabajadores.
En Asia, la legislación sobre derechos laborales es prácticamente inexistente. Las condiciones de trabajo extremas, peligrosas e ilegales son moneda corriente. Se han producido numerosos accidentes, como el derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh el 24 de abril de 2013, en el que murieron 1.138 personas y más de 2.000 resultaron heridas.
El incumplimiento del salario mínimo, las jornadas laborales que superan con creces el número normal de horas, los entornos inseguros y la explotación infantil son el día a día en muchas fábricas de China, Bangladesh, India y muchos otros países.
Pero no culpemos a todas las fábricas de Asia. Afortunadamente, hay algunas que operan de forma responsable. Puedes confiar en las distintas etiquetas de comercio justo, como la FairWear Foundation.
Identificar una marca ecorresponsable por su impacto en el medio ambiente
El segundo principio moral es la protección del medio ambiente. Una empresa ética debe tener un impacto reducido en todo el ciclo de vida de sus creaciones. Desde los materiales utilizados para el transporte de la mercancía hasta la transformación del producto, cada etapa debe tener en cuenta las cuestiones ecológicas.
La elección de las materias primas es muy importante para evitar al máximo el agotamiento de los recursos naturales:
- Tejidos ecológicos y respetuosos con el medio ambiente (como nuestras camisetas de algodón ecológico con certificación G.O.T.S.).
- Materiales reciclados para fomentar la economía circular. En aglaïa & co, esto significa utilizar plata reciclada en nuestras joyas, por ejemplo.
- Trazabilidad total para controlar toda la cadena, como ocurre cada vez más con nuestras piedras de origen ético (la última: zafiro rosa Nyala).
Los procesos de transformación pueden consumir rápidamente energía y agua y ser perjudiciales para el planeta. De ahí la importancia de prestar atención a la composición de una prenda, por ejemplo, para evitar los tejidos fabricados con productos químicos.
Las empresas que eligen proveedores locales reducen las distancias de transporte, lo que disminuye drásticamente su huella de carbono. ¡Otro punto a favor del impacto medioambiental!
Por último, la moda ecológica es moda sostenible. Se acabaron los artículos que se compran y se tiran al final de la temporada. Deben estar diseñados y creados para ser usados durante mucho tiempo.
Vayamos un paso más allá con materiales vegetales para marcas comprometidas con el bienestar animal
Cuando nos fijamos en la moda ética, no siempre encontramos referencias al respeto por los animales. Pero creemos que es imposible ignorarlo.
Los artículos veganos (marroquinería de origen vegetal, textiles no animales, etc.) y los productos de belleza sin crueldad deben complementar las buenas condiciones laborales de los trabajadores y la reducción del impacto ecológico.
Un ejemplo es la etiqueta PeTA, que garantiza que no se han utilizado materiales de origen animal.
6 pistas para reconocer una marca ética
Cuando se descubre una nueva marca, ¿cómo saber si se puede confiar en ella, si respeta criterios éticos, sin embarcarse en una investigación digna de Sherlock Holmes?
- Comunicación clara y transparente.
- Los clientes necesitan saber lo que compran.
- Las marcas éticas hablan de sus compromisos y no temen ser sinceras si aún quedan aspectos por mejorar.
- Las piezas atemporales y de calidad que pueden conservarse durante mucho tiempo forman parte del enfoque slow fashion, es decir, la moda sostenible.
- Pocas colecciones y existencias limitadas para evitar la sobreproducción y el consumo excesivo.
- Ventas moderadas. Los precios iniciales ya son lo más bajos posible, por lo que las empresas no pueden recortar los precios, a diferencia de las cadenas de moda rápida con sus enormes márgenes.
- El uso de materiales respetuosos con el medio ambiente, que puedes comprobar mirando la composición en las etiquetas.
- Las etiquetas. Cuidado, conseguir una etiqueta para una pequeña empresa no es barato. No todas las marcas responsables tienen una. Pero aunque no deberías detenerte ahí, sigue siendo una buena indicación.
Elegir la ética significa adoptar valores. Te aconsejamos que eches un vistazo a los sitios web de las marcas que te interesan y consultes sus páginas sobre ellas y sus compromisos.
Cuidado con el lavado verde en la moda
El greenwashing es una técnica de marketing que pretende utilizar el argumento ecológico para dar una imagen eco-responsable cuando en realidad no es nada de eso. Es una línea muy fina entre la mentira y el abuso del lenguaje. Por desgracia, el greenwashing sigue estando muy presente en las comunicaciones de muchas empresas.
La intención número 1 de una marca verdaderamente ética es dar a la gente el poder de elegir productos de calidad que respeten a las personas y al medio ambiente. No se trata de empujar a la gente a comprar. Pero las empresas adeptas al "greenwashing" son expertas en manipular la información para atraer a los consumidores. Si tienes dudas sobre su comunicación, si algo no está claro o es demasiado bueno para ser verdad, puede que haya gato encerrado...
Comprar a la francesa o a la europea y con materiales ecorresponsables tiene un coste. Un precio anormalmente bajo no suele ser buena señal. Pero, ¡cuidado! Un precio demasiado alto tampoco es garantía de un producto ético.
Un último consejo... Intente ver más allá del gancho de marketing. Detrás de los eslóganes tentadores puede esconderse una realidad completamente distinta.
¿Materiales ecológicos? De acuerdo, pero ¿en qué proporción? ¿Y las condiciones laborales de los trabajadores? ¿Fabricado en Francia? ¿Está realmente seguro? A menudo se abusa del lenguaje. Como explicamos en nuestro artículo sobre la moda made in France, el término fabricación francesa no siempre significa lo que parece.
Obviamente, las marcas responsables se enfrentan a muchos retos a la hora de crear productos éticos. No es fácil cada día, pero la mejora constante es un reto necesario si queremos contribuir a un mundo más justo.
Para evitar caer en los tentáculos del greenwashing, no hay milagros: hay que estar informado y tener una visión global de la empresa en cuestión.
En nuestra cuenta de Instagram organizamos regularmente concursos en colaboración con empresas que comparten valores similares a los nuestros. Es una oportunidad para mimarte y darte a conocer otras marcas que también se esfuerzan por ser responsables y éticas. ¿Nos vemos allí?